Altea, la ruta del tesoro

Parece que llega el fin de las vacaciones y es el momento de ver las fotos y recordar los tiempos felices en los que vivíamos al día y despreocupados. También es el momento para pensar en escapadas o futuras vacaciones para que se nos haga menos dura la vuelta a la realidad.

Hoy, quiero hablaros de una tiendecita que descubrí el año pasado en Altea, Alicante.

Para los que no lo conozcáis, éste pueblecito es una maravilla, eso sí, no apto para carritos de bebes. Las calles peatonales están llenas de restaurantes, galerías de arte, souveniers, tiendas de moda de estilo ‘ibicenco’ y bisutería, se puede decir, que Altea no deja indiferente a nadie. Pero a pesar del bullicio de sus calles es increíble encontrar pequeños rincones y callejuelas donde el silencio es absoluto, o incluso, ver a los habitantes de toda la vida del pueblo con sus sillas tomando el fresco. (Entre nosotros, se lo tienen que pasar ‘pipa’ viendo tanto turista despistado o mujeres ideales con taconazos intentando caminar por esas calles de empedrado).

Calle típica con empedrado

Calle típica con empedrado

Pues bien, en una de esas calles, llegando a la plaza de la iglesia, hay una tienda preciosa justo en frente de una pastelería francesa. Se llama Layla y en ella encontraréis prendas de tejidos naturales muy veraniegas pero a la vez perfectas para llevar con looks más sofisticados o de estilo informal para ir a tomar unas cañas o a cenar con amigos. Pero lo que realmente me fascina son sus bolsos, bolsos de piel (pero de piel de verdad, no de esos que nos venden que hacen que nos sude la mano y entonces te das cuenta de que eso no es piel). Tienen modelos para todos los gustos: grandes, pequeños, de mano, clutch… y en los colores más divertidos o tradicionales. Lo mejor son lo precios, desde 25€ bolsos de manos y por 35€ podéis haceros con un clutch perfecto para una boda.

Layla  Bolsos y detalles del interior

Si vais a dar una vuelta por el casco antiguo contadme vuestros descubrimientos.

Mucho ánimo con la vuelta a la rutina